COMUNICACION Y LENGUAJE
1. COMUNICACIÓN, LENGUAJE Y SÍNDROME DE DOWN
1.1. ALTERACIONES CEREBRALES Y ADQUISICIÓN DEL LENGUAJE
De una forma gráfica los componente del lenguaje se podrían ver así:

• F: componente formal (gramática)
• C: contenido (significados)
• U: uso social o pragmático
• L: Lenguaje, capacidad/acto de producir y comprender mensajes gramaticales y eficaces desde un punto de vista comunicativo.
Es preciso que los tres componentes se desarrollen paralelamente a la edad evolutiva, para que se produzca un lenguaje "normal", adecuado y aceptable desde un punto de vista lingüístico y social. Estos tres componentes se pueden reducir a dos competencias:
- Pragmática o conceptual (asociado al desarrollo de capacidades cognitivas y sociales generales) y
- lingüística (fonología, morfología, sintaxis).
El léxico y la semántica forman parte de ambas competencias.
1.2 CARACTERÍSTICAS DEL DESARROLLO DE LA COMUNICACIÓN Y EL LENGUAJE EN EL SÍNDROME DE DOWN
1.2.1. Desarrollo de la comunicación pre-verbal
1.2.2. Desarrollo de la simbolización
1.2.3. Adquisición del lenguaje verbal: comprensión y expresión
Algunos factores que pueden influir en el retraso:


Aspectos del habla
Los factores que predisponen a una articulación deficiente pueden ser:
- malformaciones físicas relacionadas con la expresión oral
- hipotonía global
- menor agudeza auditiva que dificulta la discriminación
- problemas cognitivos, deficiencia mental
Desarrollo fonológico


En cuanto al crecimiento léxico:
Morfosintaxis
De cualquier manera se ha de tener siempre en cuenta:

BIBLIOGRAFIA
http://www.hezkuntza.ejgv.euskadi.eus/r43-573/es/contenidos/informacion/dig_publicaciones_innovacion/es_neespeci/adjuntos/18_nee_110/110012c_Doc_EJ_sindrome_down_c.pdf
1. COMUNICACIÓN, LENGUAJE Y SÍNDROME DE DOWN
1.1. ALTERACIONES CEREBRALES Y ADQUISICIÓN DEL LENGUAJE
El lenguaje oral se adquiere de forma natural, es un proceso no consciente ni
planificado que se inicia y desarrolla en un entorno informal en el que lo que se desea es poder
comunicarse con otra/s personas (la competencia lingüística se desarrolla a través de la competencia
comunicativa). Es una actividad genéticamente programada aunque sólo se desarrolla en interacción
con personas adultas, mediadoras, que ofrecen un modelo asequible que se apoya y refuerza en un
contexto significativo. Es importante tener en cuenta, cuando hay que estimularla porque no se
produce de la forma habitual, que la comunicación es un proceso recíproco interpersonal de
intercambio convencionalizado de significados en un contexto social (Tamarit, J. 1997) es decir, la
dotación genética no garantiza el aprendizaje (no se aprende lenguaje en el aislamiento) sino una
base para el comienzo de un proceso (deseo de compartir con una persona adulta significativa algo)
en el que las personas que intervienen son agentes, actores, coparticipan en algo que les interesa
(comparten el interés por algo).
Nota: Para que la
adquisición se produzca deben cumplirse dos requisitos: potencialidad de los dispositivos
cerebrales, auditivos y visuales y la existencia de un estímulo social, interacción con los usuarios
de la lengua.
El déficis lingüístico acompaña a la deficiencia
mental. Las limitaciones lingüísticas están relacionadas con el retraso mental y éste con una grave
disminución de las neuronas, que afecta a las células granulosas de diferentes áreas corticales. Se
ha mencionado con anterioridad que en las personas con Síndrome de Down el peso del cerebro está
significativamente reducido. La hipotonía característica del síndrome, producida también por la
alteración cerebral -podría atribuirse al trastorno de la función cerebelosa-, tiene una incidencia
perjudicial en el desarrollo de la articulación. El Síndrome de Down provoca además un problema
grave en la maduración de las neuronas y de las sinapsis.
El
síndrome no determina, sin embargo, un desarrollo igual para todos los niños y niñas que lo
comparten ya, que como ocurre con cualquier otro tipo de población, la integración social es
importante incluso para la maduración de características estructurales del sistema nervioso, como
puede ser el crecimiento dendrítico, y por consiguiente la probabilidad de incrementar las
posibilidades de intercambio de información interneuronal a nivel sináptico.
El grado de las dificultades lingüísticas abarca un amplio espectro, puede ir desde
los que muestran una simple pobreza en su vocabulario, pero cuyas construcciones son correctas
debido a su alto C.I. (dentro de la deficiencia), hasta los que utilizan un lenguaje "autónomo", que
no reviste el carácter de sistema desarrollado del lenguaje normal -según Luria-, e incluso a
aquellos que no llegan a utilizar para nada la expresión oral, aunque no se debe nunca olvidar (ni
con los niños y niñas menos reactivos a los estímulos) que siempre existen rasgos
comunicativos.
Sea cual sea el sistema utilizado (oral, gestual,)
la comunicación, aún más cuando ésta se realiza a través del lenguaje, implica el desarrollo de
habilidades cognitivas y por ello toda persona con deficiencia mental sufre en mayor o menor medida
trastornos del lenguaje, porque el hecho del habla supone un conjunto de concatenación de
abstraccciones: del objeto al concepto; del sonido a la idea mental del signo lingüístico; etc.
Hacerse con el código de la lengua es mucho más que conocer el vocabulario; supone controlar la
estructura de la misma y ser capaz de transmitir todas esas abstracciones incardinadas en su lugar
correcto según el código de la lengua y además sin olvidar que la finalidad del lenguaje es la
comunicación y que debemos hacer llegar el mensaje al interlocutor, adaptarlo en función del oyente
(ponerse en su lugar: nivel de conocimientos culturales, lingüísticos, saberes sobre el tema de que
se trata...).
De una forma gráfica los componente del lenguaje se podrían ver así:
• F: componente formal (gramática)
• C: contenido (significados)
• U: uso social o pragmático
• L: Lenguaje, capacidad/acto de producir y comprender mensajes gramaticales y eficaces desde un punto de vista comunicativo.
Es preciso que los tres componentes se desarrollen paralelamente a la edad evolutiva, para que se produzca un lenguaje "normal", adecuado y aceptable desde un punto de vista lingüístico y social. Estos tres componentes se pueden reducir a dos competencias:
- Pragmática o conceptual (asociado al desarrollo de capacidades cognitivas y sociales generales) y
- lingüística (fonología, morfología, sintaxis).
El léxico y la semántica forman parte de ambas competencias.
En el caso de los niños/as con S.D., la alteración del
tono muscular bloquea, en mayor o menor grado, los aprendizajes, aun en sujetos con desarrollo
normal, porque genera alteraciones en la regulación del equilibrio corporal y esto supone que la
persona pueda hacer una exploración normal del medio ambiente. El tono y la postura corporal o los
patrones posturales y de movimiento normales son aspectos importantes para un desarrollo
armónico.
Existe una limitación que, asociada, compromete
seriamente todo el sistema de aprendizaje puesto que afecta a los procesos de atención y de memoria
a corto plazo.
De cualquier manera las alteraciones aunque sean
notables son susceptibles de ser menos notorias cuando desde el conocimiento de las mismas se buscan
estrategias de intervención que tratan de compensar en lo posible, desde fuera, una actividad
interna limitada.
Se ha mencionado, en el apartado anterior, que
la persona con Síndrome de Down encuentra dificultades tanto en el procesamiento de la información
que le llega auditivamente como en el visual, pero como norma general se puede decir que el problema
es mayor cuando el canal de recepción es el oído que cuando la información es
visual.
Será adecuada una información que busque la estimulación
de las dos vías complementariamente.
Además de la limitación
acusticofonatoria, hay una alteración intrínseca en el procesador neural encargado de emitir con una
secuencia determinada y lógica los sonidos verbales.
Entienden la
información cuando les es ofrecida de manera clara y sencilla. Aun cuando la información sea
organizada no siempre puede ser emitida o expresada secuencial e inteligiblemente porque falla el
sistema emisor verbal que debe organizar temporal y secuencialmente la emisión de sonidos con
arreglo a una lógica.
Resumiendo, la desorganización estructural
del ensamblaje neuronal en la corteza de las áreas de Broca y Wernicke o de las vías asociativas
entre ambas da como consecuencia una perturbación en la capacidad codificadora del
lenguaje.
La perturbación de áreas prefrontales repercute en la
capacidad de organizar actos cognitivos y conductas que exijan o incorporen la perspectiva del
"tiempo".
La limitación en la integración temporal se aprecia en
estas tres funciones cognitivas: ciertas formas de memoria a corto plazo; la planificación
prospectiva -actitud que permite prever y prevenir- y el control de las
interferencias.
La pérdida o reducción de la dominancia
hemisférica constituye una nueva dificultad para la actividad formal del lenguaje y por fin la
hipotonía de los músculos fonatorios y de la propia lengua son también obstáculo ya que aportan
menos, o más pobres, estímulos propioceptivos que tienen que ver con una rápida ejecución de los
movimientos fonatorios.
1.2 CARACTERÍSTICAS DEL DESARROLLO DE LA COMUNICACIÓN Y EL LENGUAJE EN EL SÍNDROME DE DOWN
Se analizan una serie de
características que se repiten en la población con este síndrome, sin olvidar que la variabilidad
evolutiva es un hecho diferencial de cada persona, incluso dentro de que el progreso sea en todas
ellas más lento por su configuración cerebral. Es conveniente también tener en cuenta que muchos de
los avances constatados, entre los estudios de hace unos años y los actuales, pueden reflejar la
variación en las intervenciones educativas (intervención temprana y acomodación de las estrategias
de enseñanza a las de aprendizaje). En un análisis actual, realizado a partir de diversos autores
clásicos en este tema, Hurtado Murillo (1995) concluye:
"Resumiendo se puede afirmar, que el desarrollo de la actividad lingüística de los
niños y niñas con S.D. mantiene un patrón de ejecución similar al de las personas con desarrollo
normal. Tiene como característica especial el progresivo enlentecimiento pues a medida que las
conductas se presentan más complejas el retraso va aumentando progresivamente pero el efecto de la
estimulación es beneficioso ya que remedia en cierta medida el retraso o enlentecimiento
mencionado."
1.2.1. Desarrollo de la comunicación pre-verbal
La comunicación comienza con las primeras interacciones entre la madre o el padre y
el niño o niña, en ellas el adulto se acomoda a las posibilidades de la criatura aprovechando,
sobreinterpretando, los contactos oculares como signos de respuesta a sus intervenciones o
convirtiendo la mirada del bebé a un objeto determinado en un deseo de información por su parte al
que se responde.
Este contacto ocular que en el desarrollo normal
suele comenzar en el primer mes de vida y alcanza el punto álgido a los dos o tres meses,
-comenzando inmediatamente a descender porque ya es capaz de interesarse por estímulos que no son la
figura de la madre o el padre-; en el desarrollo con Síndrome de Down se produce a los 2 meses y
alcanza los mayores niveles entre los 6 o 7 meses, una vez logrado se mantiene durante semanas o
incluso meses (se instala y permanece más tiempo).
De los 6 a los
10 meses aparecen las reduplicaciones de sílabas ("tatata" ...) y esto es similar en la población
con desarrollo normal.
En cuanto a la aparición del balbuceo y las
reduplicaciones de sílabas no difieren sensiblemente, aunque se ha observado (Smith y Oller, 1981;
Berger y Cunningham, 1983; Rondal, 1986) que los niños/as con SD, emitían significativamente menos
vocalizaciones que los de desarrollo normal durante los 3 primeros meses de vida, que luego
aumentaron rápidamente entre el cuarto y el sexto mes, lo que hizo que en ambos grupos se iniciara
el balbuceo y la reduplicación aproximadamente a las ocho meses y medio. También observaron que la
tendencia del desarrollo consonántico y vocálico fue bastante similar durante los 15 primeros
meses.
La organización de diálogos pre-conversacionales, con
respeto de turnos de intervención, que en el desarrollo normal se da hacia el final del primer año,
en el SD suele producirse hacia la segunda mitad del segundo año.
Los niños/as con S.D. siguen los mismos patrones de aprendizaje lingüístico que los
demás niños/as (balbuceo, vocalizaciones iniciales, etc.), si bien emergen más tarde y la conducta
comunicativa es muy abundante en gestos y menos en vocalizaciones.
Las manifestaciones gestuales deben ser interpretadas como deseo de comunicarse con
el entorno e incidir en él (deben aprovecharse como si de lenguaje oral se tratara y el niño o niña
pretendiera comenzar o mantener una conversación).
Nota1; Los inicios de la comunicación no presentan diferencias
constatables entre el desarrollo normal y el síndrome de down; sus "emisiones" son comparables
cuantitativa y cualitativamente, si bien su evolución es más lenta.
Nota2; El desarrollo de una comunicación no verbal precoz, no impide ni
retarda el desarrollo del lenguaje convencional que las personas del entorno le ofrecen y al niño/a
sirve de modelo para aprender, en la medida de sus posibilidades, sino que favorece su intervención,
incidencia y participación en el entorno familiar y escolar.
Nota3; Cualquier programa de estimulación precoz debe marcarse como
objetivos el desarrollo de: - la reactividad e iniciativa del bebé en la interacción con la persona
adulta; - los contactos oculares; aumento cuantitativo del “parloteo”; - respeto a los turnos de
intervención (bebe-persona adulta).
1.2.2. Desarrollo de la simbolización
La arbitrariedad del signo lingüístico tiene como
consecuencia que las asociaciones significante-significado deban ser aprendidas una a una (nada
lógico justifica que a un espacio donde se habita se le denomine casa en castellano, etxea en
euskera, house en inglés, etc. y no de otra manera). El aprendizaje de estas asociaciones constituye
una parte importante del desarrollo del léxico. Antes de aprender la palabra el niño/a debe
"comprender" la relación simbólica que fundamenta la utilización de los signos, el principio de
sustitución: reemplazar una cosa o clase de cosas por una palabra que las representa.
Los símbolos, manuales y vocales, comienzan con rutinas basadas
en un contexto determinado y progresan hacia la descontextualización .
Hacia el final del primer año, en el desarrollo normal, se observan producciones
onomatopéyicas para señalar ciertos objetos, incluso sin su presencia y aproximadamente en la misma
época aparecen las actividades o juegos que denominamos simbólicos. En el caso del niño/a deficiente
puede darse que recurra al gesto como sustitución de la denominación oral (todos los símbolos
humanos y no sólo el lenguaje poseen un origen comunicativo y están al servicio de funciones
sociales, por lo tanto deben ser valorados como tales).
Los
resultados de distintas investigaciones han mostrado que los niños/as SD muestran déficits en la
comunicación no verbal. Se han investigado como categorías comunicativas de transición entre la
comunicación prelingüística y la lingüística, la imperativa y la declarativa (Bates, Camaioni y
Volterra, 1975). Con la primera, comunicación imperativa, el niño/a utiliza al adulto para lograr un
fin, pretende modificar la conducta de los otros, que son un “instrumento” para cambiar la realidad
según los intereses; con las conductas declarativas, intentan obtener la atención de las personas
adultas sobre lo que les atrae, lo que desean conocer, compartir experiencias..., (en el desarrollo
normal se da esta última aproximadamente a los 9 meses).
Comparando los niños/as con SD y los de desarrollo normal (igualados por edad mental
y estadio sensoriomotor), en cuanto a las conductas imperativas no hay diferencia significativa, sí
la hay en el desarrollo de tareas declarativas. Esto sugiere un trastorno en la comunicación, más
que un déficit del lenguaje.
Aunque la evolución del balbuceo,
entrenamiento y ejercicio motor preparatorio del habla, durante el primer año es sensiblemente la
misma para el SD, esto no significa que sea buen comunicador ya que responde peor, más lentamente y
de modo menos sostenido, a las manifestaciones vocales y no vocales de su entorno. Muestran menor
reactividad e iniciativa en las interacciones con la madre o el padre, mantienen menos contactos
oculares (se sugiere que pueda deberse a que presentan un retraso maduracional del sistema
neurovisual que determina una permanencia prolongada en estadios iniciales), tienen más dificultades
para dirigir la mirada al mismo objeto o persona de la que la persona adulta le habla y esto influye
negativamente en el desarrollo del vocabulario.
1.2.3. Adquisición del lenguaje verbal: comprensión y expresión
Tiene perturbaciones de la
conducta lingüística que afectan a la comprensión, expresión y funcionalidad del lenguaje y son
debidas a: déficit cognitivo, trastornos auditivos, hipotonía muscular, configuración anómala del
aparato glosofaríngeo...
El SD va indefectiblemente acompañado de
un retraso significativo en la emergencia del lenguaje y de las habilidades lingüísticas. Las
primeras palabras empiezan a registrarse hacia los 19-24 meses. Los resultados mayoritarios de los
estudios realizados afirman que la evolución a través de las distintas etapas y niveles lingüísticos
sigue la misma trayectoria en ambos grupos, aunque los SD necesitan más tiempo para madurar las
distintas adquisiciones.
Algunos factores que pueden influir en el retraso:
La presencia frecuente de deficiencia auditiva, debida a otitis
crónicas asociadas a infecciones respitatorias. La memoria auditiva a corto plazo suele ser limitada
lo que produce que el procesamiento del lenguaje oral y el aprendizaje de la gramática y la sintaxis
sea difícil. La memoria visual suele ser más eficaz que la auditiva y puede ser un complemento
indispensable.
El retraso motor, que interfiere en el aprendizaje
correcto de las secuencias de movimientos articulatorios y dificulta el uso adecuado de dichas
secuencias.
Nota; No existe clara evidencia de una
relación lineal entre las capacidades cognitivas y el lenguaje; en el caso de los SD éste suele ser
más deficiente de lo que cabría esperar en relación a su edad mental. No en todos los síndromes
asociados a un retraso mental se producen las mismas limitaciones o en los mismos
aspectos.
En la faceta expresiva se observan mayores atrasos.
Las primeras frases hacia los 3-4 años. El lenguaje comprensivo evoluciona siempre
mejor.
Retraso en la aparición de las primeras palabras; los
términos son iguales a los del desarrollo normal, objetos, personas y actividades de la vida diaria.
Aparecen, como se ha mencionado, generalmente entre los 19-24 meses en los niños/as con S.D.; en el
desarrollo normal a los 10-12 meses y poseen un vocabulario entre 20 y 50 palabras a los 19-21
meses.
Combinaciones de palabras; no son puro azar sino que tienen
una estructura (objeto-acción: nene beso; sujeto localización: nene coche; agente-acción: guau-guau
come...), en el desarrollo normal se dan sobre los 19 meses; en los niños/as con S.D. hacia los
31-40 meses.
Primeras frases a los 3-4 años. Entre los 61-90 meses
(5 y medio, 7 años) solamente la mitad de los niños/as con SD emitieron alguna oración completa
(Meyers; la mitad de una muestra de 110, utilizaba oraciones simples, combinaciones de palabras e
incluso vocalizaciones).
En el desarrollo normal, desde los 12 a
los 20 o 24 meses se realiza una progresiva aunque lenta adquisición de nuevas palabras (al comienzo
con una emisión, guau-guau, se designan todos los animales), a partir de los 24 meses el proceso es
rápido. En el S.D. la fase lenta se extiende hasta los 4 años y luego sigue costándole establecer la
conexión entre significante y significado por lo que es muy importante reforzar continuamente la
relación entre las palabras y los conceptos, objetos, acontecimientos... a los que representan; a
esta edad combina palabras (nene casa). El tipo de lenguaje que utiliza es "telegráfico", sin apenas
verbos, adjetivos, artículos, preposiciones, conjunciones, adverbios..., son oraciones muy
simples.
El lenguaje del SD es pobre en su organización
gramatical, la longitud media de enunciados es baja (2 morfemas a los 6 años y medio el mismo nivel
que en el desarrollo normal aparece a los 27 meses; 3-4 palabras a los 7 años en SD ), su lenguaje
es descriptivo y funcional y es importante considerar que el progreso puede seguir produciéndose y
potenciándose hasta la edad adulta. El lenguaje de las personas adultas con S.D. se caracteriza por:
oraciones de longitud mediana, formulación en presente, generalmente, y pocas oraciones
subordinadas; sin embargo es muy funcional desde el punto de vista comunicativo.
Un buen desarrollo comunicativo no garantiza un buen desarrollo en el aprendizaje
gramatical, ya que son dos ámbitos de orden diferente.
Es preciso distinguir entre comprensión lingüística y comprensión en una situación o
contexto. Los S.D. también son más capaces de entender mensajes verbales si se asocian con contextos
determinados, si lo mencionado o descrito está presente o se ha visto con anterioridad, esa
información les ayuda mucho a comprender (aunque sea de forma aproximada) lo expresado oralmente. El
uso de la situación y el contexto extralingüístico les ayuda a “suplir” lo que no pueden extraer de
un análisis propiamente lingüístico.
El desarrollo de la
competencia comunicativa es un proceso, un contínuo, en el que el contexto va perdiendo su carácter
de imprescindible en la medida en que la persona, basando su desarrollo en él, va adquiriendo mayor
competencia cognitiva.
Cuando los enunciados son complejos y comportan proposiciones subordinadas u
oraciones pasivas son generalmente mal entendidos, a pesar de la ayuda del
contexto.
Suele darse también mala comprensión cuando aparece una
negación en una frase larga o estructuralmente compleja.
Se
comprenden mejor los enunciados de longitud media y gramaticalmente simples, ya que en la
organización gramatical existen limitaciones.
Es preciso valorar y
planificar bien la comprensión del lenguaje, puesto que ésta precede y es base esencial del
desarrollo de la producción. Tener en consideración que un niño/a normal dará signos o respuestas de
no haber comprendido, mientras que en el S.D. las respuestas con las que indique que no ha entendido
deben ser objeto de enseñanza sistemática, ya que a menudo no dan ningún signo que la persona adulta
pueda interpretar como necesidad de repetir con otras palabras, buscando el contexto
paralingüístico, etc.
Es preciso valorar también que en los SD hay
una gran prevalencia de perturbaciones auditivas en el oído medio; es frecuente así mismo la
formación de tapones de cerumen. Los grados de pérdida auditiva son generalmente ligeros pero es
preciso evaluarlos periódicamente y el centro escolar debe conocer si se producen cambios, ya que
los problemas en el acceso de la información tienen repercusiones en el aprendizaje y por lo tanto
en las estrategias de enseñanza.
Aspectos del habla
El habla es un fenómeno complejo, con un cierto número de componentes (aire,
generador de vibraciones sonoras, actuación de los sistemas nerviosos central y vegetativo, un
sistema de resonancia: faringe, nariz, boca, etc.) que en ocasiones no son capaces de organizar
bien, debido fundamentalmente al mencionado problema de hipotonía característico de este
síndrome.
Las dificultades articulatorias son notorias en estos
niños y niñas, se presentan en un 75% de los casos aprox. El habla en general es difícilmente
inteligible, comparada con la de los niños sin síndrome de edad similar e incluso que la de otros
deficientes con características intelectuales semejantes.
Los factores que predisponen a una articulación deficiente pueden ser:
- malformaciones físicas relacionadas con la expresión oral
- hipotonía global
- menor agudeza auditiva que dificulta la discriminación
- problemas cognitivos, deficiencia mental
Las manifestaciones más habituales en su expresión están
relacionadas con la tendencia a sustituir los fonemas más difíciles por otros más fáciles de
articular, o bien a omitirlos. Las personas con Síndrome de Down aunque cometen más errores
articulatorios que otros deficientes, de etiología diferente, son los mismos tipos de
error.
La calidad articulatoria mejora con la edad y la
intervención logopédica sistematizada. De cualquier manera es mejor que sea capaz de emitir 80
palabras con una articulación aproximada, inteligible, que 20 bien articuladas tras un laborioso
entrenamiento. Mantener el deseo de participar y la funcionalidad de la comunicación y el lenguaje
(que le sirva para desenvolverse -cubrir necesidades, manifestar deseos..., ser tenido en cuenta- en
los ambientes habituales para él o ella) deben ser la base y el objetivo prioritario de cualquier
programa de enseñanza.
Desarrollo fonológico
En el
habla es necesario distinguir lo referido a la percepción de los sonidos y lo referido a la
producción o pronunciación de los mismos. Conviene también separar el desarrollo fonético o balbuceo
(cubre aproximadamente el primer año, es una especie de entrenamiento vocal -a partir de los 6 meses
pueden ser reconocidos algunos sonidos como cercanos al habla del entorno-), del desarrollo
fonológico (desde el año hasta los 7 en el desarrollo normal), que es un proceso que va permitiendo
la producción de palabras convencionalmente.
Durante este proceso
hay un orden jerarquizado: la producción correcta de las vocales y de las consonantes oclusivas
orales y nasales ("p","t","k","b","d","g","m","n","ñ") precede a la de las fricativas
("f","v","s","z",",x") , a la africada ("ch") y a las liquidas laterales y vibrantes ("l","r"), que
de hecho son las que aparecen más tardíamente en el desarrollo normal. ( Hurtado,
1995).
El orden de aparición de los fonemas y las características
técnicas del desarrollo fonológico son idénticas a las de las personas de desarrollo normal. Si bien
en las personas con Síndrome de Down la articulación puede estar alterada, e incluso ciertos sonidos
(consonantes que aparecen más tarde en el desarrollo normal -f, v, j, ch, l, ll, r, rr, z-) pueden
no llegar a ser producidos, o a no poder encadenarse con otros para formar palabras.
El desarrollo es lento y laborioso. Se sabe, que las personas con
SD cometen más errores de articulación que los niños/as de desarrollo normal y que otros/as
deficientes mentales de la misma edad mental. Su capacidad de articulación es también más
defectuosa, la pronunciación de los fonemas es lenta y difícil. Sin embargo, la secuencia de
desarrollo sigue la misma trayectoria que en el niño normal (Smith, 1977). Estas afirmaciones
coinciden con el estudio de Hurtado (1995) y con los realizados por Perelló, Portabella y Trilla
(1985):
- las vocales ("a","o") son las primeras
en aparecer, seguidas de ("e") y la emisión de la ("i"); la ("u") apareció hacia los 3
años.
- de las consonantes, los fonemas
oclusivos "p", "t" y los nasales "m", "n" son los primeros en aparecer. El oclusivo "k" apareció
hacia los tres años pero emitido, en gran número de casos, con dificultad y pudiendo ser sustituido
por la "t". El fonema oclusivo "b" apareció antes de los 2 años y medio. Después vinieron "d" y "g".
Las principales dificultades articulatorias se observaron en los fonemas fricativos "s","j","z","f",
africados, laterales y vibrantes que no aparecieron antes de los 4 años y con articulación
defectuosa. El fonema "r" no apareció en ningún caso.
- los primeros sonidos que aparecen son los mismos, vocálicos, en
la población de desarrollo normal y la de SD pero mientras unos los pronuncian a los 5 meses, los
otros lo hacen a los 7 meses. El orden de adquisición durante los 12 primeros meses es el mismo en
los dos grupos: fonemas oclusivos sonoros ("g", "b"), sordos ("p","t") y los nasales ("m","n"). Las
principales dificultades, en todos los estudios, se han encontrado en las fricativas, africada,
laterales y vibrantes y en el sonido nasal sonoro ("ñ").
Aún
sabiendo que en los niños y niñas con S.D., la pronunciación puede ser inexacta y la adquisición
presentarse con retraso, el cuadro siguiente puede servir para la visualización de la secuencia en
la adquisición de la articulación correcta de los sonidos en la población de desarrollo normal (L.
Bosch. 1983, cit. por Torres, 1996) y la comparación con la de S.D., a partir de las características
que se acaban de referir.
Porcentajes de población con desarrollo
normal que articula correctamente cada sonido por edades:
El desarrollo del vocabulario es lento y laborioso pero sigue las mismas secuencias
que en los niños/as normales. La estructura semántica del lenguaje (que hace referencia al
conocimiento que tenemos de nuestro entorno) es comparable a la de los normales con desarrollo
lingüístico equiparable.
Nota; Poco después del comienzo
de la adquisición del lenguaje, el desarrollo del vocabulario cae por debajo de su desarrollo
cognitivo.
(Cardoso, Martins y Mervis, cit. Florez y Troncoso 1991)
(Cardoso, Martins y Mervis, cit. Florez y Troncoso 1991)
En cuanto al crecimiento léxico:
- en el desarrollo normal,
las primeras palabras se dan entre los 9 y los 15 meses y se distingue en la adquisición de
vocabulario una fase lenta, desde los 12 a los 20 o 24 meses, y una rápida a partir de esta edad (la
media de aprendizaje por día, entre los 2 y los 6 años, es de 10 palabras y la progresión no es
lineal sino superior a medida que aumenta la edad).
- en los niños/as con SD ocurre como si la fase lenta se
extendiera hasta los 4 o 5 años; la fase rápida que comienza en ese momento tampoco es comparable en
cuanto al ritmo, a las adquisiciones que se dan en el desarrollo normal a partir de los 2 años
aproximadamente. Según Rondal, no se pueden observar progresos apreciables en la adquisición del
vocabulario en los niños/as con SD antes de los 3 o 4 años (no demuestran un uso consistente de 20
palabras convencionales antes de los tres años y medio), incluso en algunos casos el desarrollo
queda incompleto; sonidos que se adquieren en último lugar no pueden ser producidos aislados o
encadenados para formar palabras. Como ya se ha mencionado, el niño/a con S.D. se mantiene
lingüísticamente por debajo de lo que podría esperarse de su base cognitiva.
Además de la edad mental, hay otras causas que explican la lentitud del desarrollo
del vocabulario: déficit en la comprensión de la relación entre objetos, personas situaciones y
acontecimientos, y las palabras que los simbolizan, déficit en la retención de esas relaciones, en
la composición fonológica de las palabras para simbolizar, en la aprehensión del objeto y en la
atribución a éste de una noción estable y permanente dentro de ciertos límites (inserción en un
marco espacio-temporal, al menos relativamente determinado).
La
estructura semántica del lenguaje hace referencia a los conocimientos funcionales que tenemos del
universo físico y social de nuestro ambiente. Se aprende sobre la base de las experiencias. Los
niños/as con SD siguen el mismo proceso y llegan al mismo tipo de organización semántica que los de
desarrollo normal, pero lo hacen mucho más lentamente.
En el
reciente estudio al que se hace referencia, posiblemente como consecuencia de la intervención, las
primeras palabras (papa, mama...) se producían con un retraso de 4 meses y no de un año, como se
recogía en otros estudios (las edades que presentamos son una referencia aproximativa y tienen
pequeñas variaciones según autores). Si bien es cierto que a medida que se incrementa la complejidad
de las conductas a adquirir se incrementa el retraso, a pesar de la estimulación recibida su nivel
de lenguaje empieza a caer por debajo de su desarrollo cognitivo.
En lo que respecta a la aparición de la afirmación-negación, conductas típicamente
comunicativas, los niños/as con SD se retrasan entre 10 y 11 meses (en el desarrollo normal aparece
a los 18 meses aprox. y en el SD la edad media de adquisición es de 29
meses).
Morfosintaxis
En la composición de frases
(Rondal, 1986) hacia los 4 o 5 años (con un léxico de unas 20 palabras) es capaz de combinarlas para
formar pequeños enunciados que expresan nociones semánticas que ha comenzado a comprender:
ubicación, posesión, beneficio, presencia o ausencia, calidad, el agente y el
paciente.
Es un tipo de lenguaje que se suele calificar como
"telegráfico", contiene sólo verbos, sustantivos y adjetivos, es decir, palabras de contenido y muy
pocas de función.
Un estudio actual (Perera, 1995) no presenta
coincidencia en cuanto a la cronología (con dos años y medio los niños/as estudiados disponen de 20
palabras) pero sí en cuanto que al disponer de ese léxico comienza la etapa combinatoria y a
producir frases de 3-4 palabras (hacia los 30 meses, seis meses más tarde que los niños/as de
desarrollo normal).
Adquieren el uso de pronombres, verbos,
adverbios y adjetivos con retraso y una vez adquiridos los utilizan con menor frecuencia que los
niños/as de desarrollo normal. Las frases son más simples en su estructura sintáctica y se da una
escasa utilización de pronombres y tiempos verbales. La comprensión de frases complejas coordinadas
y subordinadas es muy deficiente.
En los niños/as SD también se
produce un alargamiento progresivo de los enunciados, que refleja directamente la complejidad
sintáctica y la de los contenidos semánticos. Estos estudios se realizana partir de la medición de
la longitud media de las producciones verbales (LMPV). Los niños/as SD producen a los 4 años
enunciados de 1 y 2 fonemas y no alcanzan 2 o más hasta alrededor de los seis años y medio; en los
niños/as de desarrollo normal ésto se logra entre los 23 y los 30 meses (Rondal,
1978).
De cualquier manera se ha de tener siempre en cuenta:
- la variabilidad evolutiva; dentro de un grupo unas personas
evolucionan más deprisa que otras, aunque sea dentro de un progreso lento.
- los resultados no sólo muestran limitaciones en la capacidad
lingüística de los niños/as SD, es probable que también reflejen ausencias o fallos en las
intervenciones educativas tempranas (como se constata en los últimos estudios realizados, en niños y
niñas estimulados precozmente se han producido mejoras).
Nota; El desarrollo del lenguaje comprensivo, en los niños/as con SD,
aparece con mayor retraso que otras áreas y que en otros grupos de personas con deficiencia mental,
pero se acepta de modo general que el aspecto comprensivo está más avanzado que el productivo
(Share, 1975).
Los prerrequisitos cognitivos son necesarios
pero no suficientes para la adquisición del lenguaje. Diversos estudios indican que tienen
dificultades particulares de comprensión con los pronombres en general, los auxiliares, los tiempos
de la conjugación verbal, las frases en voz pasiva, las concordancias en género y en número y las
concordancias sujetoverbo y adjetivo-sustantivo de la frase (Semmel y Dolley, 1971; Bartel, Bryen y
Keehn, 1973; Lambert, 1978). También parecen tener dificultad para comprender las frases
negativas.
La evaluación del lenguaje comprensivo es bastante más
difícil que la de la producción (en sentido estricto sería situar al niño/a ante una tarea para la
que no dispone de ninguna indicación exterior, susceptible de permitirle adivinar el sentido de las
palabras y frases que se le proponen) y esto debe inducir a la prudencia en la
valoración.
Nota; Aunque los progresos sean observables
en este aspecto con el aumento de edad, la expresión de las personas con Síndrome de Down., al menos
de la mayor parte, es claramente deficitaria. El lenguaje expresivo del adolescente y adulto con
S.D. se caracteriza por la predominancia de frases de mediana longitud, frecuentemente formuladas en
presente, con reducidos morfemas gramaticales.
Hay poca
subordinación. Es un discurso simple en el plano de las estructuras gramaticales utilizadas. Esto no
significa que los adolescentes o los adultos Down no sean capaces de conversar respetando las reglas
habituales de los intercambios conversacionales.
Los
contenidos que figuran en sus mensajes están generalmente adaptados a la situación y al
interlocutor. Se trata de una lengua simple en el plano de las estructuras lingüísticas, pero
pertinente e informativa en cuanto a los contenidos semánticos.
Respecto a otros síndromes estudiados (Rondal y Ling, 1995) que tienen, también,
asociado retraso mental, las características específicas del desarrollo del lenguaje en el Síndrome
de Down son las siguientes:
Dificultades de mayor importancia en
los aspectos de fonética y fonología, en la articulación y coarticulación de sonidos del
habla.
Existen diversos problemas mecánicos, sensoriales y motores
que dificultan la articulación: cavidad bucal pequeña para el tamaño de la lengua; laringe situada
demasiado alta en el cuello, lengua de menor movilidad, hipotonía muscular (lengua, labios, paladar
blando,...). Suele haber a menudo una mala implantación de los dientes, nariz aplanada, infecciones
respiratorias, etc. que acrecientan los problemas. No se deben olvidar los problemas auditivos y su
influencia en el lenguaje.
En inferioridad lingüística respecto al
desarrollo morfosintáctico (longitud media de los enunciados, organización de los mismos...). Los
niños/as con SD suelen tener dificultades expresivas y receptivas, en diversas estructuras
morfosintácticas: uso correcto de morfemas gramaticales, pronombres, tiempo y aspecto verbales, de
la elipsis y de las frases complejas coordinadas y especialmente las subordinadas.
De los tres componentes del lenguaje: formal o gramatical, contenido o significados
y uso o pragmático que hacen que un lenguaje siga un desarrollo normal, los aspectos semánticos y
pragmáticos del lenguaje, están relativamente conservados en el S.D.
Nota; Resumiendo, recordaremos que las personas con S.D. tienen acceso a
una lengua combinatoria adecuada en cuanto a los significados transmitidos, pero insuficientemente
desarrollada en cuanto a la organización gramatical. En el aspecto de la comprensión estas personas
hacen un uso preponderante de la situación y del contexto extralingüístico, que les sirva para
suplir lo que no pueden extraer de un análisis propiamente lingüístico.
Puede resultar ilustrativo el cuadro de la página siguiente que sobre las
características del lenguaje de las personas con deficiencia mental presentan Gallego y Gallardo
(1993), ya que con las salvedades expuestas anteriormente, específicas del síndrome, son compartidas
con las personas con SD:
BIBLIOGRAFIA
http://www.hezkuntza.ejgv.euskadi.eus/r43-573/es/contenidos/informacion/dig_publicaciones_innovacion/es_neespeci/adjuntos/18_nee_110/110012c_Doc_EJ_sindrome_down_c.pdf