MARIA SOFIA
MARIA SOFIA
MARIA SOFIA
Hola mi nombre es
Isabel Cristina y soy la mamá de María Sofia, quien pronto cumplirá 7 años de haber llegado a
nuestras vidas y con ella el Síndrome de Down, que para mí es sinónimo de Síndrome de Amor; pues a
través de este he conocido lo que es ser amada de verdad, con un amor único e incondicional que
jamás espera nada a cambio……. Pero debo confesar, que inicialmente cuando recibí la noticia sobre la
condición de María Sofía sentí mucho miedo y temor, y fue inevitable la pregunta del por qué a mí,
si había hecho algo mal, o no me había cuidado suficiente durante el embarazo, y como iba a afrontar
esta situación cuando en realidad mi único concepto de los niños con Síndrome de Down es que me
parecían tiernos y amorosos.
Los primeros días fueron difíciles,
inevitable no ver lo que saltaba a la vista, sus hermosos rasgos, sus dedos cortos y regordetes y
esa hipotonía marcada, que no le permitía tomar seno, y aumentaba mi temor e inseguridad, más por
los miedos infundados que nos muestra la sociedad, donde vemos a unas personas convertidas en niños
eternos que no pueden valerse por sí mismos. Y como no sentir temor sino no tenía muy claro, que
había pasado…. Pero la confianza en Dios todo lo puede y pronto empezó a darme más muestras de su
amor, pues poniendo en mi camino, personas que me mostraron que detrás de ese diagnóstico habían
unos seres maravillosos, con enormes capacidades, que eran como un diamante en bruto que debía
pulir…..Y así empecé a ver a mi hija, solo como eso, como mi hija, sin ninguna etiqueta y a tener
conciencia que en mis manos estaba que las demás personas cambiaran su mirada sobre ella, pero que
debía trabajar duro para lograrlo…
Vinieron cambios drásticos en
mi vida, tome la decisión de no continuar trabajando con el fin de dedicarme cien por ciento a ella
y a su proceso de habilitación, tarea dura, pero encontré personas y fundaciones en el camino que me
ayudaron a cumplir esa parte, decir que es fácil, no para nada, pero tu valoras cada esfuerzo que
ellos realizan, yo veía los esfuerzos de mi Sofi por levantar su cabeza, luego por lograr que se
sentará, gatear, caminar, y entonces es cuando comprendes que en este ritmo loco en que vivimos,
todo cada vez más rápido, nos perdemos de valorar las cosas simples, y mi Sofi me enseño eso, el
valor de lo simple, detrás de meses de trabajo ver su primer paso, o la emoción tan grande de
escuchar el primer mamá que lo llevo grabado en el alma, así como su primer te amo….. No tiene
precio y es cuando comprendes que todo el esfuerzo y sacrificio ha valido la pena.
Gracias a esto y a mi hermosa hija, aprendí a ver, pero de verdad no solo posar mi
vista sobre algo, sino en realidad observar al otro, a ese que está ahí a mi lado, a esos que
invisibilizamos, pues algo tan simple, como que jamás había notado que en mi conjunto vivían dos
personas con esta condición. Pero la mirada indiferente pesa y es cruel.
Hoy cuando veo a María Sofía, no puedo de orgullo, me siento feliz y la verdad
siento que no puedo concebir mi vida sin ella, es sencillamente una dicha inmensa la que siento cada
día cuando al despertar ella me saluda como si yo fuera especial, y comprendo que si lo soy pues
tengo la fortuna de tener a ese personita en mi vida, ver su sonrisa inocente, ver su mirada
franca e ingenua, escuchar ese te amo desinteresado y honesto.
Hace unos meses conocí la Corporación Down sin Fronteras y me siento feliz, pues
creo enormemente en el poder que tenemos las madres de lograr lo que nos proponemos y en especial
con nuestros hijos, creo firmemente que si nos unimos vamos a cambiar la forma en que ven a nuestros
hijos, y podremos conseguir mayores apoyos para obtener lo que ellos en verdad requieren y no lo que
les dan simplemente porque sí, porque piensan que eso es lo que necesitan. En especial lograr que la
gente vea las capacidades excepcionales detrás de cada niño o niña y no sólo su diagnóstico.